¿qué? la carne de la lengua es un taller de escrituras (y lecturas) poéticas creativas que gira en torno a una pequeña (gigante) provocación: la poesía es el único género literario y artístico. un taller para buscar la palabra precisa que delate a la carne y poder usarla en todo tipo de producción escritural. en ocho sesiones, de dos horas cada una, diseccionaremos textos estudiando la escritura en diferentes medios como cartas, poemas, artículos, ensayos personales, poemas visuales y otros que se resisten a cualquier forma de clasificación. escribiremos experimentando con lenguajes y formas para abrir vetas y descubrir la individualidad en el trabajo escritural. practicaremos la reescritura y la traducción del español al español. veremos, también, cómo la lectura es la forma más efectiva de escritura creativa. ¿para quién? para cualquier persona, mayor de edad (sin límites hacia el infinito) que quiera explorar la escritura como un oficio creativo del cuerpo. ¿quién? Paola R.
¿qué? tengo la boca llena de tierra es un taller de escrituras y lecturas poéticas creativas para desconfiar del lenguaje. en ocho sesiones, de dos horas cada una, conversaremos sobre las lecturas proporcionadas (leer es la forma más efectiva de escribir), diseccionándolas para comprender cuándo y cómo esas escritoras desconfiaron del lenguaje. también escribiremos textos y los trabajaremos colectivamente en cada encuentro. este taller es la segunda parte de la carne de la lengua , que se llevó a cabo el año pasado (2022), pero también funciona como un punto de inicio para experimentar con géneros y formas; para reescribir, traducir y editar; y para alcanzar la poesía en cualquier texto. porque cuando tenemos la boca llena de tierra, no nos queda más que sembrar. ¿para quién? para cualquier persona, mayor de edad (sin límites hacia el infinito) que quiera leer y escribir con otras, otres, otros y buscar la poesía en cualquier tipo de texto. ¿quién? Paola R. Senseve T.
Un texto sobre el libro Un presente abierto las 24 horas de Mónica Velásquez Guzmán No, Mónica, no estoy en La Paz, pero te juro que (leyéndote) acabamos de salir a caminar juntas. Bajamos desde la 6 de Agosto, le dimos una vuelta díscola a la plaza de la Chola Globalizada para llegar a sentarnos en ese café donde conversamos tanto aquella vez. Te hice mil preguntas, te reíste, me reí. Te dije que hace años intento ser la lectora a la que le escribes. Pienso que lo fui con La sed de donde bebes o Abdicar de lucidez , donde estudié cada uno de tus movimientos poéticos. Con Tres citas impuntuales, tiempo, poesía y falta (libro escrito con Fernando van de Wyngard y María Soledad Quiroga ) donde agradecí el acto de pensar la poesía (algo que por lo general los poetas no hacen, ojo con el masculino) y no reducirla al festivaleo de los recitales. Y ahora, en este presente que es cada uno de los tiempos verbales que nos ofrece nuestra lengua. Un presente abierto las 24
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