Revolución cultural, política y editorial




La Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB) llegó el 2014 a llenar dos vacíos grandes: el rescate de obras y autores fundamentales para el país y la promoción de la lectoescritura a través del acceso a libros económicos.
Es diciembre y concluyó mi segundo año formando parte del proyecto cultural más grande y ambicioso que ha visto Bolivia. En este tiempo, la línea de gestión cultural trazada nos ha sacado a las calles a democratizar los libros, venderlos a precios subvencionados, a hacer presentaciones y poner puntos de lectura en las plazas de cada departamento, a donar libros a centros culturales, bibliotecas y a unidades educativas.
A la fecha, un equipo de trabajo de cerca de 30 personas se encarga de la gestión editorial, edición, diseño, corrección, difusión, gestión cultural, digitalización, distribución y ventas, gestión administrativa y legislativa de cada uno de los libros. Eso sin contar con el personal externo que aporta a cada título con los estudios introductorios, investigaciones, transcripciones, artes, etc. Es así como la BBB ha posicionado nuevos y altos estándares de calidad en el universo editorial boliviano.
Hay una importancia simbólica y no menor, en que el Estado invierta tanto en libros, en la conservación y difusión de nuestra memoria, en la formación. Un proyecto como la BBB incide no solamente en la cultura, sino en la educación. Seguramente tenemos mucho que aprender sobre funcionamiento de estos artefactos para que desde la administración se encuentren estrategias y vías de distribución efectiva en todo el territorio nacional. Seguir participando y propiciando ferias del libro, festivales, congresos; concretar más convenios interinstitucionales y alianzas estratégicas que nos permitan seguir creciendo y llegar a lugares antes impensables para un propósito de esta índole.
Todos los bolivianos debemos apropiarnos de esta iniciativa y usarla. Los caminos hacia la sensibilización de la lectura no son instantáneos, ni fáciles y en definitiva, no pueden ser transitados por una sola institución. Como uno de los hitos más importantes de este proceso, en la presente gestión se firmó un convenio con el Ministerio de Educación que incorpora las obras de la BBB como recurso pedagógico oficial en el Sistema Educativo Plurinacional, con todo lo que esto implica, desde la reproducción de los títulos, hasta considerar el acto de la lectura como parte de la enseñanza del vivir bien.
La tarea que enfrentamos hacia el 2025, año en que se tendrán publicados los 200 títulos, es titánica; hay que mantener este modelo de gestión cultural y política, que debería imitarse en todas las instancias culturales estatales. Sin embargo, el primer paso para llegar a la excelencia es aceptar todo lo que no estás haciendo, lo que falta, los demonios contra los que luchas. Asumir qué es lo que te permiten realizar las circunstancias, los tiempos, las normas, la lógica del mundo editorial que debe coexistir con las lógicas del Estado.  
Por ejemplo, la BBB tiene una deuda gigante en la lucha política y cultural contra el patriarcado. La lista de los 200 no refleja la realidad, refleja el sistema machista en el que se rige esta sociedad; el cual sostiene, algunas veces involuntariamente, simbologías y contenidos de opresión hacia la mujer. Por suerte, el alcance del proyecto es tan amplio, que sí se puede caminar hacia la igualdad tanto dentro de las obras, como en su gestión cultural, difusión y comunicación. Otro espacio que debemos salvar, es el que ocupa el andinocentrismo intelectual. Bolivia y su variedad total deben estar representadas. Si no encontramos la diversidad, no significa que no exista; es que no estamos mirando bien.
Pero la historia recordará a la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia como el más hermoso intento de materializar el ideal de una Bolivia donde tengamos a más escritores y especialmente escritoras que inmortalicen nuestra historia, la resignifiquen, la analicen, para que lo vivido sirva a las siguientes generaciones que vienen detrás de nosotros, quienes gozarán de los frutos de esta genuina revolución cultural, política y editorial.


Texto originalmente publicado aquí, en Tendencias de La Razón. 


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